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Síndrome Barorreductivo

Actualizado: 17 nov 2023

En el marco del tratamiento de la Hipertensión Arterial (HTA), es muy común recibir las quejas de los pacientes respecto a los efectos iniciales de la terapia, y no precisamente relacionados con los más conocidos efectos colaterales de las sustancias empleadas, como tos por priles o sartanes, edemas por dipinos o calambres por diuréticos.


En efecto, al inicio del tratamiento, y especialmente en pacientes que nunca recibieron terapia o bien la habían suspendido, muchos expresan manifestaciones propias de hipotensión o, incluso, de relativa isquemia cerebral.


Es común que nos refieran que se sienten fríos, débiles, hipoactivos y algo atontados, todo ello a raiz de la toma de las pastillas. Lo que es peor, algunos deciden suspender el tratamiento, y dicen sentirse verdaderamente recuperados tras el cese de los medicamentos.


A este fenómeno hay que denominarlo Síndrome Barorreductivo, vale decir, un conjunto de síntomas vinculados a la reducción de la presión, por efecto de las drogas antihipertensivas.


Para comenzar a entender este síndrome, hay que recordar algunos criterios de la enfermedad. Quizás el más importante es que la HTA es básicamente silente, y que solamente da síntomas en 3 puntuales circunstancias: 


- cuando debuta (paciente que inicia su HTA en Estadío 1)

- cuando cambia de estadío (sube un estadío o grado en forma crónica)

- cuando entra en crisis hipertensiva (sube dos o más grados en forma aguda)

Yo suelo explicar estos hechos empleando el ejemplo del edificio alto, que no se sube de un solo viaje sino de a pocos, de modo que a cada cierto trecho uno se detiene a descansar. Una vez te recuperes del cansancio reiniciarás la subida, pero ya no desde el primer piso, sino de uno cada vez más alto. Esto también explica por qué los pacientes sintomáticos ven desaparecer sus molestias progresivamente, incluso sin recibir tratamiento.

Análoga e inversamente, intentar reducir la HTA terapéuticamente puede parecerse mucho a lo ocurrido en cualquier normotenso al que eventualmente se le baja la presión, en la medida que se han acostumbrado a vivir, por decirlo así, en un piso tensional más elevado.


No obstante estos hechos, hay que hacerles entender que la falta de síntomas no es garantía de nada, que la presión alta daña sus órganos en forma silente, y que las molestias iniciales que puedan producir los anti-hipertensivos son transitorias, hasta que su organismo se acostumbre nuevamente a vivir con presiones verdaderamente normales.


En cuanto a su manejo, creo que lo mejor es advertir esta posibilidad a los pacientes, sobre todo si recién inician un tratamiento medicamentoso. Asimismo, recomendarles mantenerse bien hidratados, especialmente antes de cada toma de pastillas. Finalmente y en casos extremos, siempre podemos optar por reducir las dosis para alcanzar nuestro objetivo en forma un poco más lenta y progresiva, previo análisis del riesgo-beneficio de cada caso en particular.

 
 
 

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En caso de Emergencia llame al 977999339

© 2019 por Dr. Ricardo Santos, Cardiólogo, Director del Centro Cardiológico Nazarenas (CCN) y del Centro Peruano de Hipertensiología (CPH) en Lima-Perú

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